María la Madre de Jesús

Las iglesias muestran siempre una imagen de María con el rostro amargado, lloroso, demacrado, lleno de dolor, pretendiendo que esa es la verdad que mostraba en su vida. Ella no fue eso, María siempre sostuvo en su vida, el concepto divino que su hijo Jesús, triunfaría sobre cualquier tiniebla y sombra de muerte.

 María estaba preparada para todo evento en su vida, en la vida de Jesús y de su familia. Ella sabía lo que ocurriría y siempre estuvo feliz de su participación en los hechos vividos. No podría ser de otra manera.

Pintar a la Madre María con esas caras de muerte, es la ofensa mayor a su entrega, a su ejemplo de vida. Algo tan errado como la adoración de la cruz, sabiendo que Jesús Resucitó; lo sabio aquí sería celebrar su Victoria de siglos sobre la muerte y no las tres horas de calvario que, al final, pasaron.

María siempre es paz y alegría, confianza plena.

Todo lo enseñado con error ha sido utilizado para crear culpa, miedos, falsas enseñanzas, manipulación de los creyentes, abuso de la fe de todas las personas del mundo. Hoy ya es tiempo de despertar y comenzar a entender mejor lo que está escrito, entre líneas, en todos los escritos cercanos de esa época.

Aquí hay tres ideas fundamentales, del  evangelio de María, de la buena nueva que anunció con cada paso en su vida:

Las madres y los hijos
María pide a las madres soltar a sus hijos. Ellos son seres independientes, que vienen a vivir su propia vida y no se les puede estar manejando o manipulando todo el tiempo, ellos prontamente deben iniciar el camino de hacerse dueños, responsables, de sus propios caminos y experiencias. La madre siempre será la mamá, y estará allí para sus hijos toda la vida, pero ambos deben crecer, los hijos atreverse a vivir y las madres propiciando que así sea. Cada ser viene a experimentar la vida con sus propios pensamientos y sentimientos.

En que fijar tu atención
La Magnificación fue enseñada por María a Jesús, cuando le dijo: "Tu alma tiene el poder de Magnificar todo aquello que decidas aceptar como real". Nos enseña a buscar el bien, a fijar nuestra consciencia en lo bondadoso y a despegarnos de las bajas vibraciones, ya sean, penas, rabias, orgullo, o cualquier emoción que te dañe y te aleje de la paz, de tu bienestar

Hay que Magnificar solamente a Dios, en vez de magnificar las apariencias negativas, las ilusiones. Este principio ayuda a pasar todas las experiencias, que se tengan que atravesar.

Se puede Magnificar el Bien como el mal. Se puede Magnificar las sombras o angustias del mundo de las apariencias, o el Poder de Dios. La Madre María y los Seres de Luz viven Magnificando el Bien en los seres humanos, mientras la consciencia externa y limitada de las personas magnifican las apariencias.

Sostener con certeza lo que realmente quieres
María sostuvo el Concepto Divino, de ver a Jesús Resucitado y sostuvo ese Concepto Inmaculado en Su conciencia, durante toda la crucifixión.

Mientras estaba parada allí en ese momento y veía la codicia en la conciencia de aquellos que disfrutaban la tortura y la traición, María decidió con cada fibra de Su Ser, sostener el Concepto Inmaculado del Cristo Resucitado, tal como hacía con José en el portal de la casa, visualizando la inocente forma de Jesús creciendo hacia la maestría.

María mantenía su mente ocupada, con las cosas constructivas que habían constituido el plan para sus vidas. Esto la ayudaba a borrar las apariencias ante ella. Recordaba el viaje a Egipto, las noches huyendo de los soldados de Herodes, el largo camino, la tierra extraña en oriente a la que habían llegado y donde permanecieron un tiempo; la entrada de Jesús al Templo y el viaje de vuelta unos años después.

Con su vida, la Madre María, nos enseña que debemos sostener lo que queremos hasta el final de nuestros días y no soltar ese propósito, antes de lograrlo o cuando ya se ha conseguido. Siempre debemos sostener, el concepto inmaculado, puro, sin dudas.

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